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Inicios. La pulsion. Facultad de Bellas Artes. Barcelona.

 

Éramos ochenta alumnos, si la memoria no me falla, pero no lo aseguraría, porque no tengo mucha memoria.

 

Se juntaron dos grupos de alumnos; el motivo era la falta de espacio o profesorado, no recuerdo.

 

Eran los inicios del curso, estábamos en la asignatura de dibujo. En el espacio destinado al dibujo de modelo; unas pequeñas mesas debían ser compartidas; como único espacio en donde poder asentar nuestras hojas, tímido como soy, o era.... percibí ese compartir, como una invasión del espacio intimo. O acaso del espacio mínimo.

 

La percepción de falta de espacio era global, la insistencia critica por parte del profesorado y de los alumnos, desencadeno la redistribución de las aulas y del profesorado de una forma mas equitativa: el problema se soluciono.

Recuerdo una serie de dibujos realizados en ese contexto. En ese lugar, espacio-tiempo. El resultado no fue producto del condicionamiento requerido en la asignatura; dibujar modelo del natural, mis pulsiones internas no me lo permitían, El resultado fue una serie de dibujos con referente iconográfico a la silla, no era una silla normal, eran simples esbozos de sillas con artilugios alrededor de las mismas, que limitaban y marcaban el espacio publico del privado.

 

Seguí recorriendo esas pulsiones internas a lo largo del curso, el resultado: a nivel académico un suspenso, nada que ver con la matricula de honor del curso anterior, posiblemente debido a un bajo volumen de obra, también porque los condicionantes del curso fueron saltados a la torera. El resultado de la asignatura: una estocada. Nada irreprochable o irreparable, que no se pudiera solucionar en septiembre.

En esa época, un anuncio, no recuerdo en que medio: Concurso de escultura- Encuentro Internacional de Escultores.

Se que envié una carta, el ultimo día de plazo, con los dibujos originales de las sillas-artilugios realizados en la asignatura de Dibujo, el resultado: Fui seleccionado para participar en el evento: Trovada Internacional de Escultors a Calaf.

El lugar para mi escultura: La plaza del Ravalet.

 

MI primer acto, una vez viviendo en Calaf en el espacio-tiempo de realización de mi proyecto, fue el de permanecer largas horas en dicha plaza, para ir viendo, quien y de que manera poblaba el espacio a intervenir.

 

La plaza calurosa durante el día, era poblada por los niños y niñas del pueblo. Al atardecer y con la disminución de las temperaturas, las personas mayores se reunían para intercambiar quien sabe que información.

 

De tanto en tanto aparecían unos niños que con pelota de cuero marcaban goles en porterías imaginadas, con tal fuerza, que sugerían que la única seguridad de no recibir algún gol en cuerpo propio era huyendo del lugar.

 

Este acto de huida era realizado casi instantáneamente por unas niñas y niños mas pequeños supongo instinto de protección o acaso pereza de tener de confrontar donde empiezan y terminan las fronteras en cada ser, en todo caso, yo que deseaba tranquilidad también aproveche el momento para desplazarme al bar Restaurante Barcelona 92 y tomarme relajadamente un café con leche.

 

Después de estudiar de una forma mas detenida los condicionantes del lugar, decidí poner manos al asunto, y las indeterminaciones, que el dibujo seleccionado presentaba fueron acotadas, para pasar de esta forma a su realización física por mi parte. El taller de cerrajería del pueblo me blindaba esta oportunidad. Dos años estudiando y practicando Cerrajeria y forja en la Escuela Taller de Rehabilitacion del Patrimonio me permmitian el oficio para realizar el trabajo. Unas ves terminada la escultura, el artefacto fue llevado con la ayuda de los otros escultores participantes, a la plaza del Ravalet, una vez allí empecé a taladrar el suelo para fijar la escultura de forma permanente.

 

A pesar de que los niños futbolistas no respetaban a los demás ocupantes de la plaza en sus discutidos partidos, intente al máximo, respetar a esos usuarios de la plaza, intentando colocar mi artefacto de forma que interceptara lo mínimo posible el espacio imaginario que conformaba el imaginado campo de fútbol. Una vez instaurado mi artefacto de forma permanente, me situé en un rincón de la plaza abstraído aparentemente con la lectura de un libro, para observar de que forma se integraba el aparato-artilugio llamado escultura, en el espacio tiempo, de los usuarios del lugar, mi sorpresa fue observar como el artefacto se convertía en portería cuando solo hacia falta medio campo imaginario para dos futbolistas o niños, y en el caso de un equipo mayor, mi artefacto servia como lugar seguro desde cuyo interior las niñas y niños pequeños podían contemplar el partido, los futbolistas descubrieron que su juego podía convertirse en un espectáculo y que ya disponían sin pretenderlo de un publico potencial, niños y niñas, que se escondían o resguardaban en el interior del artefacto-escultura, pudiendo ser observadores del evento y participes del espacio, se produjo en todo caso una ordenación jerárquica en función del mas fuerte, pero también una sociabilización, de unos actos cargados de agresividad.

Los pretendidos lideres debían respetar a sus observantes que ya podían residir en la plaza debido a ese artefacto protector, quizás escultura. Mientras un servidor se fue al 92 y pidió un café con leche.

Juan Canals

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